Cociendo a Jesús y Sus Enseñanzas
Conocer a Jesús es el corazón del cristianismo. Más allá de ser una figura histórica, Jesús es considerado en nuestra fe como el Hijo de Dios, el Salvador del mundo y el camino hacia una relación personal con Dios. La Biblia presenta a Jesús como el Hijo de Dios y el Salvador del mundo, cumpliendo numerosas profecías del Antiguo Testamento sobre el Mesías. Nacido de la virgen María en Belén, su vida y ministerio son detallados en los Evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan.
Jesús enseñó sobre el Reino de Dios, realizó milagros que demostraron su divinidad y compasión, y murió crucificado, resucitando al tercer día, venciendo la muerte y ofreciendo salvación a todos los que creen en Él. Las epístolas del Nuevo Testamento, especialmente las de Pablo, enfatizan su divinidad, su papel como mediador de un nuevo pacto y su futura segunda venida. En conjunto, la Biblia muestra a Jesús como la manifestación del amor y redención de Dios para la humanidad.
A través de sus palabras y acciones, Jesús nos muestra cómo amar, servir y vivir con propósito:
El Amor Incondicional: Jesús enseñó y demostró el amor incondicional en sus interacciones con todos, independientemente de su estatus social, moral o religioso. Su mandamiento de amar a Dios con todo nuestro ser y a nuestro prójimo como a nosotros mismos (Mateo 22:37-39) nos llama a vivir una vida de amor sacrificial y compasivo.
La Oración: Jesús nos enseñó a orar con sinceridad y persistencia. A menudo se retiraba a lugares solitarios para orar (Lucas 5:16). Nos enseñó el Padre Nuestro como una guía para nuestras oraciones diarias y nos animó a orar con fe y sin cesar (Lucas 18:1-8).
La Humildad: Jesús modeló la humildad a lo largo de su vida. Aunque era el Hijo de Dios, no vino para ser servido, sino para servir (Marcos 10:45). Lavó los pies de sus discípulos (Juan 13:1-17), demostrando que el verdadero liderazgo y grandeza se encuentran en el servicio humilde a los demás.
La Obediencia: Jesús vivió una vida de obediencia total a la voluntad de Dios. En el huerto de Getsemaní, oró: "Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú" (Mateo 26:39). Su obediencia incluso hasta la muerte en la cruz nos enseña la importancia de someternos a la voluntad de Dios, incluso en circunstancias difíciles.
Aprender de Jesús es un proceso continuo que transforma nuestra vida y nos acerca a Dios. Al seguir sus enseñanzas y ejemplo, encontramos el verdadero propósito y significado de nuestra existencia, y experimentamos una vida plena y abundante en Dios.
Efesios 4:13 “Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.”